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Ser FELIZ no significa que todo sea perfecto, a veces la MEJOR opción es la que duele; debemos sentir la ausencia para valorar la presencia. No busques el momento perfecto, sólo busca el momento y HAZLO PERFECTO. Hay días grises, pero a la final SIEMPRE saldrá el sol. Recuerda... sólo vuelve lo que realmente VALE LA PENA, lo que no, simplemente se aleja. EXÍGETE mucho a ti mismo y espera poco de los demás.

28 ene 2011

Ryan's Well

El niño que ha robado la sed a medio millón de africanos

El niño que ha robado la sed a medio millón de africanos se llama Ryan Hreljac, Canadá, tenía sólo 6 años cuando decidió poner en orden su pequeño mundo. Si él podía disponer de agua potable abriendo un pequeño grifo ¿Por qué al otro lado del planeta no podían hacer lo mismo?.

Ryan Hreljac



Con esta lógica aplastante, modelo y ejemplo fagocitador de otros proyectos considerados adultos, nació de sus manos “Ryan’s Well Foundation” la empresa más fascinante que un niño de su edad haya emprendido jamás.


Fue tal el empeño que hoy, con tan sólo 17, preside una de las mayores ONG para la implantación de modelos de desarrollo en la crisis de agua. Desde entonces y hasta ahora ha dado servicio de agua potable a 577,640 personas.

Lo que convierte esta entrañable historia en un ejemplo para nuestro legado heroico es la precocidad, el empeño y la perseverancia de un niño de tan sólo 6 años por imponer sus ‘crudas’ convicciones.


El magnetismo de sus acciones ha contagiado a miles de empresas y personas mayores que él, tal vez humilladas en la comparación objetiva. Todo ello ha permitido, a través de lo que Ryan Hreljac describe como el “Ripple Effect” (efecto Onda); que el sueño de un niño por tener “Agua potable para todos” se convierta, poco a poco en realidad.

No se trata de la típica campaña publicitaria orquestada bajo manta de alguna sociedad católica pro-vida. Es, simplemente, el recuerdo adulto de la lección infante que nos enseño en su día el mismísimo Saint-Exupéry a manos de su “Principito”.



La Historia


Un día del inolvidable invierno de 1998, en Kemptville (Ontario) localidad natal de Ryan, la profesora del Colegio St. Michael, Mrs Nancy Prest estaba dando una pequeña charla a su clase de primer grado sobre las condiciones y salubridad de los estudiantes de su misma edad que vivían en África.


Preguntó a sus alumnos si sabían cual era la primera causa de muerte entre sus homónimos los africanos. Todos los niños convencidos de que era la escasez de alimentos se sorprendieron al saber que es la mala calidad del agua que beben lo que diezma las aulas de sus ‘antípodos‘.


Ryan Hreljac quedó muy extrañado por la falta de ‘agua limpia’ y preguntó a Nancy cuanto costaba un grifo en África. Mrs Prest, desconcertada, anticipó a Ryan una cifra que había leído en algún documento: 70 dólares por una bomba extractora. Ese mismo día al llegar a casa, Ryan que todavía estaba aprendiendo a conocer el valor monetario de las cosas; pidió a su madre el dinero para comprar un grifo y enviarlo por correo.


Susan, la primera persona que padeció el ‘Ripple Effect’, ignoró entre la bula y el desconcierto las inquietudes de su hijo. Pero Ryan insistió durante toda la semana sobre el dinero e incluso le propuso hacer las tareas domésticas durante todo un año para ganarse la posibilidad de decidir que hacer con un primer sueldo.
“No lo entiendes mamá”, dijo, con lágrimas llenando sus ojos. “Los niños están muriendo simplemente por no tener agua limpia!”
Su madre, aceptó el reto, a sabiendas de la escasez de constancia en un niño de su edad. Ryan aspiró, limpió las ventanas y con mucha determinación, trabajó pacientemente y ahorró cada moneda dentro de una lata vieja de galletas. Su madre, cómplice del juego y no del propósito, le anticipaba las monedas ganadas en tarea. Sus dos hermanos se implicaron del proyecto pero pronto claudicaron ante tanta bendita tozudez . Ryan hizo todas las tareas que le permitían su corta estatura desde enero de 1998 hasta finales de abril.


Susan acompañó entonces a su hijo a la oficina de la Watercan para entregar sus ahorros. La directora ejecutiva Nicole Bosley explicó al encorbatado niño que con 70 dólares solamente se puede adquirir una bomba de mano. Para perforar un pozo se necesitarían unos 2000.
A lo que Ryan contestó: ¿Tendré que hacer más quehaceres entonces?
Nicole Bosley, nuestra segunda cautiva del ‘Ripple Effect’, convenció a sus superiores y a la Agencia de Desarrollo Internacional de Canadá para pagar la factura del pozo a medias con Ryan Hreljac. Lo que dejaba la cifra en 700 dólares de ‘trabajos forzados’ en el hogar de los Hreljac. Una familia de clase media-baja con recursos económicos limitados.


Inmediatamente la onda del ‘Ripple Effect’ se propagó por la comunidad y vecindad de Ryan Hreljac quién no tardó en recolectar el dinero suficiente para la inversión de su primer pozo. La Watercan concedió entonces una entrevista a Ryan con Gizaw Shibru, el director para Uganda de todos sus programas de acción. Ambos eligieron la escuela de Angolo en Otwal como el destino del pozo, una localidad al norte del país azotada por el SIDA y la sequía donde 1 de cada 5 niños moría antes de cumplir la edad de Ryan.


Pero la ambición de Ryan Hreljac no quedó a expensas de las voluntades adultas. Cuando se enteró que los pozos se perforaban a mano transformó su renovada obsesión en una nueva onda cautivadora en busca de los 25.000 dólares que costaba un taladro móvil. Su madre atrapada entre el orgullo y la devoción consiguió una entrevista a través de su amigo periodista Puddicombe Derek para el periódico ‘Ottawa Citizen‘ que desembocó en un documental para la TV y la llegada de cheques y donaciones desde todos los puntos del país.


Mientras, en su clase, la profesora Nancy inició un intercambio de cartas con los alumnos de la escuela de Uganda:
…Querido Ryan, me llamo Akana Jimmy. Tengo 8 años. Me gusta el fútbol. Nuestra casa está hecha de hierba. ¿Como son en los EEUU? Tu amigo, Akana Jimmy.
Ryan contestó:
...Querido Jimmy, Debe ser fantástico tener una casa hecha de hierba. Tengo 8 años. ¿Bebes agua de mi pozo todos los días? ¿Cual es tu materia preferida en la escuela? Iré a Uganda cuando tenga 12 años. Mi casa está hecha de ladrillos... Escríbeme pronto. Tu amigo Ryan.
La carta adjuntaba una fotografía de Jimmy. Un estudiante con una historia también cautivadora que había logrado escapar de las garras del Ejército de Resistencia del Señor o LRA. Durante semanas Ryan adoptó como suya la imagen de su nuevo amigo. ¿Podría reunirme con él?. Se preguntaba. Susan y su marido pensaron que quizás, algún día, podría permitirse un viaje. Tal vez cuando Ryan cumpliera los 12. Pero Ryan no podría esperar tanto. Pronto, el efecto rebote de la siguiente onda atrajo a un adinerado ejecutivo del barrio que donó a los Hreljac su tarjeta de puntos aéreos, recolectados en sus infinitos viajes, lo que permitió a Ryan viajar a conocer a su nueva alma gemela.


En el mes de julio de 2000 Ryan llegó a la ciudad de Otwal acompañado de sus padres. 5000 niños le esperaban coreando su nombre.
“¿Saben mi nombre? Dijo asombrado. “Todos los que viven a 100 kilómetros a la redonda saben tu nombre, Ryan; dijo Gizaw Shibru.
Al final del pasillo humano le esperaba su amigo Jimmy. Éste agarró de la mano a Ryan y se lo llevó a ’su’ pozo para que pudiera cortar la cinta.


Inauguraba entonces el primero de los 432 pozos que a través de 15 países (fundamentalmente en África) ha perforado con las inversiones de su Fundación.



El futuro


Una bonita y entrañable historia cimentada en los sueños de un niño y consolidada en las inquietudes de un adolescente. Ryan Hreljac no ha parado desde aquella mañana de enero de 1998. Su hazaña, que reside en su obcecación constante por llevar un bien primario a todos los rincones del mundo, ha conducido a su fundación a la recaudación de varios millones de dólares. 

13 ene 2011

Gracias por darme tanto Señor

8 ene 2011

Donde habite el olvido - Luis Cernuda

Donde habite el olvido, 
En los vastos jardines sin aurora; 
Donde yo sólo sea 
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas 
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios. 

Donde mi nombre deje 
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos, 
Donde el deseo no exista. 

En esa gran región donde el amor, ángel terrible, 
No esconda como acero 
En mi pecho su ala, 
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento. 

Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya, 
Sometiendo a otra vida su vida, 
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente. 

Donde penas y dichas no sean más que nombres, 
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo; 
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo, 
Disuelto en niebla, ausencia, 
Ausencia leve como carne de niño. 

Allá, allá lejos; 
Donde habite el olvido.

Jose Angel Buesa

Viendo pasar las nubes fue pasando la vida,
y tú, como una nube, pasaste por mi hastío.
Y se unieron entonces tu corazón y el mío,
como se van uniendo los bordes de una herida.

Los últimos ensueños y las primeras canas
entristecen de sombra todas las cosas bellas;
y hoy tu vida y mi vida son como estrellas,
pues pueden verse juntas, estando tan lejanas...

Yo bien sé que el olvido, como un agua maldita,
nos da una sed más honda que la sed que nos quita,
pero estoy tan seguro de poder olvidar...

Y miraré las nubes sin pensar que te quiero,
con el hábito sordo de un viejo marinero
que aún siente, en tierra firme, la ondulación del mar.

Letter to forget

Querido Olvido,
te escribo esta carta
desde el fondo de mis desilusiones.

Habíamos hecho un pacto,
y no supiste cumplirlo.
Yo te había regalado un montón de cosas…
regalado…
y tarde me doy cuenta
de que algunas de ésas cosas no tenían precio…
y las perdí.

Recuerdo los momentos de penumbras
en los que te llamé desde mil gargantas
escupiendo mis ofertas…
y no rechazaste ninguna.

Porque me dijiste:
“por cada cosa que quieras olvidar,
yo te garantizo alivio para el alma
y amnesia para la desgracia.”

Y entonces me animé,
pues creí que si decidía olvidar
todas las cosas que me causaban daño
en los dormitorios de mi mente,
entonces podría ser feliz,
¡¡podría disfrutar de mi vida
sin los tormentos del pasado!!

Y estaba tan convencida de tus palabras,
que incluso me excedí
en un arrebato de ambición
por pulir los ojos del corazón…
porque con cada regalo que yo te hacía;
oh, Olvido;
tus promesas florecían tramposas
en los jardines de la esperanza.

Pero el otoño se iba,
y con él se iban las pequeñas cositas que palpitaban
dentro de las marchitas expectativas…
y nada sucedió.

Porque al cabo de un tiempo,
me dí cuenta de que,
junto con cada cosa que decidí olvidar,
perdía también algo bueno,
pues cada mala experiencia te hace más fuerte,
te enseña algo nuevo y te orienta
por los oscuros y desconocidos caminos de la vida.

Pero ya era tarde.
Ahora ya es muy tarde
para reclamarle cosas al olvido.

Las fuerzas me han abandonado,
y no soy más que una necia torcida en un rincón,
una necia a la cual
la vida no le ha servido para nada
y de la cual ignora las mejores cosas.

SUS cosas.

Por eso, Olvido,
quiero que hagas algo por mí,
ya que no cumpliste con tu parte:

aprende tú de las valiosas cosas que te he dado,
así mi vida no ha sido tan en vano